Los seres humanos buscamos tener cierta estabilidad cuando la madurez llega a nuestras vidas. A veces, el destino nos lleva a abandonar nuestra ciudad natal e irnos a otros destinos donde encontraremos oportunidades de mejora o, simplemente, lo hacemos por el placer de conocer otras ciudades y culturas.
Básicamente, decidimos mudarnos motivados por dos tipos de situaciones: por mejorar nuestras vidas o por dificultades que nos hacen buscar otro hogar. Las mudanzas provocan estrés y aunque el cambio de vivienda sea por mejoras, el proceso de traslado es bastante tedioso.
La natural evolución de las personas, el crecimiento personal o nuevas oportunidades laborales conllevan a mudanzas positivas. Por otro lado, desmejoras del presupuesto familiar, alteraciones en la vida familiar o cambios adversos en la situación personal traen consigo mudanzas negativas.
Mudanza positiva: Una nueva esperanza
Para las empresas de mudanzas en Sevilla es relativamente fácil presumir cuando una mudanza se hace por razones positivas. La actitud entre las personas, el cuidado en el empacado y otras señales dan fuertes indicios de una mudanza planificada, ordenada y deseada. Este tipo de mudanzas se hacen buscando nuevos horizontes y con la esperanza de un nuevo futuro más próspero y feliz. Podemos enumerar las razones más positivas y frecuentes entre las personas que se mudan como:
Adquisición de una casa propia
Muchas personas viven bajo régimen de alquiler durante años e incluso algunas personas prefieren el estatus de inquilinos como una decisión personal muy válida. Sin embargo, para muchas personas lograr la compra de una casa propia es un sueño hecho realidad.
Mejora en la situación económica
El éxito de un negocio, escalar en la posición laboral o conseguir nuestros sueños profesionales pueden estar acompañados de mejores ingresos. Algunas personas materializan esta mejoría con un cambio de residencia a una vivienda mejor.
Crecimiento de la familia
En ocasiones la llegada de un bebé puede originar un cambio de vivienda o la búsqueda de una casa más grande, cómoda o mejor situada. Estos cambios por lo general son tomados con doble esperanza por las familias.
Mudanzas negativas: situaciones obligadas
No siempre alguien se muda porque así lo quiere sino porque las circunstancias así lo obligan. Estos cambios se producen por cambios abruptos, inesperados o negativos en la vida de una persona. A pesar de que hay miles de razones, las más habituales son:
Divorcios o separaciones
La ruptura de la pareja acarrea inevitablemente que una o ambas partes deberán buscar un nuevo domicilio. Algunas veces estas mudanzas se producen de manera cordial y otras… No tanto.
Es posible que la pareja acuerde que una de las partes continúe ocupando el domicilio conyugal o, por el contrario, que ambas partes lo abandonen. En este último caso recomendamos coordinar ambas mudanzas para evitar que los bultos puedan mezclarse y poder llevar a cabo la mudanza con mayor tranquilidad.
Desmejoras en la situación financiera
Para muchas personas, la pérdida del trabajo, el fracaso en algún negocio o alguna situación adversa les obliga a buscar un nuevo hogar. En este caso, las personas tienden a casas con menores cánones de alquiler, más pequeñas o en zonas más económicas.
Desahucios, rupturas de contratos de alquiler
A veces esta situación está muy enlazada con la anterior, el cese de pagos de hipotecas o alquileres, pueden producir desahucios forzosos con mudanzas negativas. En otras situaciones, el incumplimiento de alguna cláusula del contrato puede causar su ruptura y la inminente mudanza.
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